Un día noté como los lugares que había visitado, las personas que había conocido, los libros que había leído y cada experiencia de vida, dolorosa o feliz, se relacionaban perfectamente una a una. En ese tiempo comencé a entender el sentido de lo que hacía . Pasé de circundar
los terrenos de la disciplina artística a aprender que la vida funciona
sin límites ni fronteras de disciplinas; me convertí entonces
en agricultora, escritora, caminante, cocinera, videógrafa,
tejedora, hasta aprendí algo de medicina ancestral. Renuncié a un trabajo formal, a vivir en la ciudad, y emprendí nuevos caminos. Actualmente vivo y
trabajo en el campo y sigo aprendiendo de la tierra, de los
cultivos, de los animales , de la montaña, de lo cíclico, de lo indígena y de
la vida ///